Clara Doménech, doctora adjunta en el Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña, compatibiliza su profesión en España con la labor humanitaria en África. La facultativa ha ofrecido su habilidad y conocimientos para realizar numerosas intervenciones infantiles en Benín. Cada año, ella y varios compañeros visitan este país africano para llevar avances que se dan por sentado en la sanidad española para favorecer la recuperación de niños africanos afectados por malformaciones causadas por la desnutrición.
“Lo he vivido desde siempre. Mi padre es cirujano y lo ha hecho desde hace muchísimos años. Él fue quien me metió esa inquietud. Una vez que lo pruebas, te enganchas o no lo vuelves a hacer nunca”, revela la médica al señalar el origen de su interés por el voluntariado. “En el último año de carrera contacté con diferentes ONGs y otros cirujanos que acudían a realizar intervenciones alrededor del mundo. Empecé a viajar con algunos de ellos como estudiante o ayudante —y, en ciertos casos, como traductora, porque hablo inglés y francés—”.
Su colaboración con entidades y otros médicos solidarios la llevaron a países como Bolivia, Kenia, Tanzania, Bangladesh o Birmania. Sin embargo, uno de los lugares a los que más ha acudido ha sido Benín. “Lo conocí a través de una ONG francesa. Me quedé enamorada desde la primera vez que estuve, hace seis años”.
Desde entonces, cada año —exceptuando el 2021 debido a la Covid-19— acude el país durante dos semanas para realizar cirugías ortopédicas y de traumatología. Su esfuerzo se centra en la atención infantil, pero también abarca, en ocasiones, a los adultos, que suelen tener “secuelas de fracturas causadas por accidentes”.
Al detallar la situación de los niños, Clara Doménech evidencia que los grandes males que afrontan son “la desnutrición y la osteomalacia”. Entre las afecciones más comunes resalta traumas que producen “problemas en las extremidades como genu varo o genu valgo. También vemos mucho la enfermedad de Blount, que es un genu varo severo que hace que los niños tengan las piernas arqueadas. Es típico de África. También hay muchos problemas congénitos como el pie zambo, así como secuelas de infecciones”.
La falta de medios o de tratamientos hizo que los afectados por estas malformaciones tuviesen que acostumbrarse a vivir con ellas. No obstante, la facultativa y sus compañeros proporcionan atención quirúrgica y yesos para corregir la posición de sus extremidades.
“Allí no existe el médico de cabecera como tal. La gente emplea remedios caseros”, afirma al contar que los niños suelen ser llevados ante los curanderos. “Cuando les ingresan en hospitales de blancos, vienen con el tratamiento un poco agravado porque han sido sometidos a otros procedimientos, que a veces no son muy efectivos”.
Más allá de su propia aportación, Clara Doménech resalta la figura de sor Julia Aguilar, misionera de Ourense que dirige el Centro Sanitario Gbèmontin de Zagnanado desde hace décadas. “Nosotros somos traumatólogos y nos centramos en la cirugía de los miembros ortopédicos, pero ella trata de todo lo que pueda haber. Su relación con Benín es impresionante porque lleva más de 48 años allí. Ha visto cosas que nadie creería que existen”.
A continuación, añade que Julia Aguilar “es especialista en la úlcera de Buruli, una microbacteria que se come la carne. Su centro se dedica a todo, pero hace muchos tratamientos médicos y quirúrgicos de esta enfermedad”. Esta especialización convirtió a la misionera en toda una autoridad en el ámbito sanitario. Varias publicaciones científicas en medios de prestigio y el reconocimiento de premios como Aurelio Grande en 2013 reconocen el impacto positivo del esfuerzo de una mujer que ha ayudado en múltiples ocasiones a la doctora Doménech.