La historia de superación de Ousman Umar, cofundador de NASCO Feeding Minds

A través de su ONG, el ghanés proporciona educación digital para mejorar el futuro de niños en su país y potenciar el desarrollo económico local.

Conferencia Osman Umar

El emprendedor social Ousman Umar —premio Princesa de Girona Social 2021— cofundó junto a su hermano en 2012 NASCO Feeding Minds, organización sin ánimo de lucro con sede en Ghana y Barcelona a través de la cual brinda educación digital en su país natal para potenciar el desarrollo y evitar la pobreza. El pasado 19 de diciembre dio una conferencia en el salón de actos del Chuac para contar su historia de superación y su misión de ayudar a niños y niñas ghaneses en busca de un futuro mejor.

Para presentar al ponente intervinieron el gerente del Área Sanitaria de A Coruña y Cee, Luis Verde, y la presidenta de la Comisión de Docencia, Rosario López. “Ousman Umar nos va a trasladar a otro mundo y otra perspectiva a la que no estamos habitualmente acostumbrados, pero que son una realidad y que es necesario compartir”, aseguró el gerente. Por su parte, Rosario López afirmó que “me parece un privilegio poder escuchar una historia tan increíble como la suya. Tuvo una infancia difícil, pero nunca ha perdido la ilusión. Yo le agradezco eso, porque sin personas como él el mundo no es un buen lugar”.

A continuación, Ousman Umar contó su historia de superación y desafíos desde el principio. “Ser niño en un pueblo como el mío, en Fiaso, es no tener infancia, aunque tuve la gran suerte de que mi padre biológico era el chamán de la tribu y me pudo proteger”, aseguró. “A los nueve años me mandaron a la capital, Acra, a trabajar como soldador de chapa, porque en Ghana el trabajo infantil está totalmente aceptado e integrado dentro del sistema”. 

Desde siempre “mi sueño era llegar al paraíso, a España, y por eso a los 12 años emprendí mi viaje, pero no llegué al destino hasta casi los 18, después de más de 20.000 kilómetros a pie por todo el norte de África”. La mafia “nos prometió a 56 personas llevarnos en coche para cruzar el desierto del Sáhara. Un día tuvimos que bajar de los vehículos porque los conductores tenían que ir a buscar gasolina, pero nunca volvieron. Fuimos abandonados en medio del desierto y muchos murieron por el camino”, explicó. Después de muchos días caminando, “llegué a Libia, y estuve cuatro años trabajando de lo que podía para sacar el dinero suficiente para poder ir a España. En aquel momento, el país estaba controlado por Gadafi, por lo que los inmigrantes negros éramos maltratados”. De nuevo, la mafia “me convenció para que les pagara con el fin de cruzar el Mediterráneo y llegar a mi destino en patera”. Después de un intento fallido, su grupo volvió a echarse a la mar en dos embarcaciones y Ousman Umar consiguió llegar con vida a Fuerteventura. Los ocupantes del otro barco no tuvieron tanta suerte: su patera se hundió y muchos fallecieron. “Estuve un mes en la cárcel y no me paraban de interrogar, hasta que me dejaron volar a Barcelona para ir a la Cruz Roja y que me ayudasen”, explicó.

En 2005 Ousman Umar llegó a la capital de Cataluña y se tuvo que enfrentar a las dificultades que se le pusieron por el camino. “Recuerdo que saludaba a todo el mundo por la calle, como se hace típicamente en África, pero en este caso la gente me miraba de una manera extraña”, afirmó. Estuvo durmiendo en la calle durante más de un mes sin que nadie lo ayudara para poder acudir a las oficinas de la Cruz Roja, sin dinero y sin comida. Hasta que recibió la ayuda de una mujer, Montserrat Roura, que lo acogió como tutora en su casa.  “En ese momento descubrí cuál era mi propósito de vida. Todos tenemos una razón de ser. Muchas veces nos preguntamos: ¿por qué a mí? Pero realmente lo que hay que hacer es focalizarlo en: ¿para qué te va a servir?”, aseguró Ousman. “Entendí que los blancos no son médicos o pilotos de avión por tener la piel blanca, sino por la educación. Por esa razón aprendí español y catalán y a leer y a escribir”. Con 18 años nadie daba un centavo por mí. Sin embargo, en tan solo seis, pasé todo el sistema educativo español y conseguí entrar en Química mientras trabajaba arreglando bicicletas”. A los dos años tuve que dejar la carrera por no poder compaginar las prácticas con mi trabajo de mecánico y me metí a ADE, Relaciones Públicas y Marketing. Después, hice un Máster en Dirección, Gestión y Organización de ONGs. Ahora estoy realizando un MBA para seguir formándome y aprender todo lo posible”.

En 2012 cofundó la ONG NASCO Feeding Minds con el fin de proporcionar acceso a la información y la educación a través de la informática. “Cuando alimentas a una persona con hambre, lo único que haces es saciarla un único día. En cambio, si alimentamos la mente cambiaremos las cosas, porque sacas a las personas de la pobreza para toda la vida”, aseguró Ousman Umar. “Se trata de proporcionar a los chicos de Ghana la formación e información necesarias y generarles oportunidades para evitar que ningún otro niño sufra lo que yo sufrí, poder evitar la pobreza y crear prosperidad”. Todo comenzó con la compra de 45 ordenadores “con mi propio sueldo de mecánico para abrir la primera escuela de informática. Empezamos con 850 alumnos y 2 profesores, y ya han pasado más de 20.000 estudiantes por las 11 aulas que tenemos actualmente en marcha. Un total de 30 escuelas se benefician de ellas”. Además, en 2023 “abrimos la primera aula de informática en una universidad en Ghana”.

Ousman Umar

Se trata de “construir un modelo sostenible en el tiempo. Nuestra visión es generarlo nosotros. Es decir, “los niños que están aprendiendo en nuestras aulas informáticas pasarán a trabajar para cualquier empresa del mundo”. El sueldo que van a recibir lo gastarán en las tiendas y comercios de la zona, por lo que “estaremos creando un desarrollo económico local” y todo sin que los jóvenes tengan que salir de Ghana y enfrentarse a las dificultades de cruzar la frontera hacia España. Hoy hay más de 17 empresas españolas que contratan nuestros servicios”, explicó el emprendedor.

El objetivo para 2024 “es crear academias para facilitar este proceso. La solución a la inmigración existe: se trata de generar oportunidades in situ, y la mejor forma de hacerlo es formarles en el sector de la informática. Nadie nace aprendido, por eso hay que enseñar a todo el mundo”. Muchas veces “pensamos que no podemos volar porque no tenemos alas, pero tenemos piernas y podemos correr, y, si no, podemos caminar. De lo que se trata es de estar en continuo movimiento para hacer tú el cambio que quieres ver en el mundo. No considero que mi caso sea uno de éxito, porque creo que el éxito es la acumulación de fracasos en los que nunca se pierde la ilusión”.