Antonio Gómez Caamaño: “Queremos un sistema sanitario público robusto y sólido, pero también muy flexible y ligero

El conselleiro de Sanidad de la Xunta agradeció a los médicos su esfuerzo y el compromiso con el sistema sanitario

Conselleiro Sanidade

Muchísimas gracias al Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de A Coruña por la Invitación y muchísimas gracias a todos vosotros por la presencia. Mis sinceras felicitaciones a todos los premiados y homenajeados, con especial referencia a la doctora Cecilia Vecillas, por su brillante trayectoria profesional.

Tengo que reconocer que estoy especialmente contento de estar aquí hoy, porque a pesar de que tenga el privilegio de ser actualmente el conselleiro de Sanidad, yo hace dos meses era Antonio, un médico, un colega radioterapéutico que trabajaba en el Hospital Clínico Universitario Santiago de Compostela, y veía y cuidaba a pacientes con cáncer. Por tanto, yo todavía sigo siendo médico, me gusta estar entre médicos, este es mi Colegio, y por tanto estoy como en casa.

Cuando acudo a un evento con médicos, ya sea científico o institucional —como este—, me gusta empezar siempre igual, dando las gracias. Gracias por el trabajo, por el esfuerzo, por la implicación y por el compromiso que habéis tenido y tenéis con el sistema de salud. La medicina es una profesión muy bonita, pero sabéis muy bien que no siempre se desarrolla en las mejores condiciones. A veces es hostil, a veces es amarga. Por eso creo que lo primero que tiene que hacer un representante de la sanidad es dar las gracias por ese esfuerzo a mayores. Muchos lo llaman vocación, yo lo llamo compasión. Uno de mis mentores, el profesor Jerónimo Forteza, decía que “la compasión es la última virtud que puede perder un médico”. Yo lo creo firmemente.

Los médicos deberían hablar más con los médicos y deberían cuidar más a los médicos. Una de las cosas que más desafección con el sistema y desazón personal producía era ver a profesionales sanitarios que se habían dejado la piel durante muchísimos años en el hospital vagando perdidos buscando atención. Pasan a ser extraños en su casa. Yo creo que esto no está bien. Los médicos debemos cuidar a los médicos. No hablo de privilegios. Hablo de dignidad, respeto y reconocimiento. 

Me gustaría resumir, de una manera muy breve, los mensajes que llevamos difundiendo durante estos dos meses realmente apasionantes, en relación a lo que queremos con respecto al sistema sanitario. Queremos un sistema sanitario público que sea robusto y sólido, pero al tiempo que sea también muy flexible y ligero. Ser una piedra que flota. Nos gustaría un sistema sanitario público que estuviese orgulloso de sí mismo, con sentimiento de pertenencia. Un sistema sanitario público optimizado y orientado hacia los resultados, que es lo que creo que debe medir realmente su funcionamiento. Un sistema que sea muy eficaz y cariñoso con los pacientes. Un sistema que sea adaptable en el sentido darwinano de la palabra, porque o lo adaptamos o nos morimos. Adaptado a nuestra realidad sociodemográfica —población envejecida, dispersa, polipatológica y polimedicada—, adaptado al espíritu de las nuevas generaciones de profesionales sanitarios. Y adaptado, sobre todo, a la realidad que se nos viene encima, que es la ausencia de médicos en el mercado. O nos adaptamos, reorganizamos y optimizamos, o sucumbiremos. Insisto, un sistema que sea también eficaz con los pacientes, eficiente con la organización, y también cariñoso y justo con sus profesionales sanitarios.

Empecé dando las gracias, y me gustaría acabar dando las gracias. Dar las gracias al nuevo equipo directivo que tenemos en el Sergas, a todos los gerentes de todas las áreas sanitarias, porque ellos son el motor que hace mover ese equipo de más de 43.000 personas que trabajan en el Servicio Galego de Saúde. Muchísimas gracias por su profesionalidad, por su conocimiento, por su experiencia y por su cariño. Y, por último, muchas gracias al presidente por haberme dado esta oportunidad. Una oportunidad que no he podido dejar pasar porque siempre he defendido la sanidad pública. Cuando alguien me dice que he sido muy valiente por haber aceptado esta responsabilidad, yo siempre repito lo mismo: el valiente es el presidente, que me quitó un viernes de un hospital y me puso un lunes en el Consello de la Xunta. Es todo un honor. Muchísimas gracias.